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Trabajando con una paciente que
está en primaria en un colegio mixto, en Venezuela, surge el tema de no querer
regresar a la escuela, aparte de situaciones familiares y personales que se
relacionan pero no vienen al caso, ella expresa que algunos niños se portan mal
y la docente según entiendo tiende a golpear la mesa con una tabla, imagino un
ambiente así durante toda la semana varias horas del día y no puedo sino
comprender a esta niña y ponerme en sus zapatos y no querer regresar tampoco… el día anterior, acá en
Colombia vi directamente como un autobús arrolló un joven en bicicleta y a
pesar de estar herido, el chofer de lejos simplemente le reclamaba a la víctima
de no cederle el espacio para transitar, yo solo podía ver que el joven sangraba y necesitaba ayuda…
Esta misma semana me entero de la
terrible noticia de un estudiante en Estados Unidos que arremete contra la vida
de 17 personas en lo que fue su colegio, anteriormente expulsado por problemas
de conducta, nuevamente la violencia y la agresión ya no son una simple amenaza
o riesgo, son un peligro que todos debemos hacer frente sin ninguna duda, la
solución evidentemente no la tiene solo una parte de la sociedad, no creo que
solo construyendo más cárceles, o eliminando todas las armas (aunque me
gustaría) podremos vencer a la violencia, es que cada uno debemos intervenir sobre este fenómeno en la medida
de nuestras posibilidades desde nuestros hogares, en la crianza, con nuestras
parejas, en los espacios laborales, educativos, de salud, en la calle, etc. No se puede corregir un problema con otro
problema, no puedo decirte que pares de
gritar si te lo digo gritando, o que pares de golpear a otros y yo te estoy
dando golpes.
Ahora imaginemos que estamos en
un colegio supongamos que hay una docente que tiene un alumno que sin mediar
palabras agrede a la misma y también se autoagrede, al indagar sobre su situación en el hogar, conocemos
que también sus padres le pegan cuando se porta mal, no tenemos más datos, ¿cómo
detener estas conductas que no solo ponen en riesgo a otros sino que implican
daño para el propio niño?
- En primer lugar detener la conducta agresiva.
- Recordar que el problema es la conducta no el niño, si etiquetamos al niño de entrada ponemos un juicio de valor del cual será mucho más difícil hacer alguna intervención porque estaremos predispuestos. Nuestro foco será la conducta agresiva.
- Se resguarda la seguridad del niño y la de otros, porque estamos frente a un desborde emocional que tiene mucha intensidad, dependiendo de la conducta tomaremos la decisión de salir ambos del salón hasta que logre calmarse, brindar contención física si está pateando a través de un abrazo que lo lleve a calmarse, o solo hablar con él, poner límites e indicar la consecuencia de esta conducta, lo cual debería estar estipulado en el manual de convivencia.
- Pedir ayuda si la situación rebasa nuestras capacidades para atender al niño, sea porque también nos sentimos molestos, estresados, colapsados por la situación y necesitamos recuperar el control, esto va desde contar con otra persona que esté dispuesto para contener la crisis del niño, sea docente, coordinadora, psicólogo del colegio, etc. y posteriormente hacer la remisión correspondiente para entrevistar a los padres y el departamento de bienestar estudiantil, es importante saber que mantiene estas conductas en el niño, pueden haber varias causas, desde problemas emocionales, trastornos neurológicos, médicos, conductuales, familiares, entre otros.
- Se hace seguimiento de los resultados de la entrevista con los padres de los cuales debe surgir algún acuerdo, de la evaluación y las recomendaciones del departamento de bienestar estudiantil y a partir de allí se generan acciones y aprendizajes para prevenir estas situaciones tanto con el alumno en cuestión como en futuros casos que puedan ocurrir.
- Se evalúan las estrategias usadas con las conductas y según sus resultados se socializan las estrategias (no los casos) con el resto del personal docente para multiplicar los conocimientos y experiencias adquiridas, esto es distinto de ventilar la vida personal del niño con la comunidad escolar, esto viola la privacidad e integridad del niño y la de su familia. Evitemos etiquetar a nuestros alumnos, es una simple acción para promover buen trato y el respeto.
- Revisión y actualización del Manual de Convivencia, a partir de las experiencias de cada año escolar y orientadas a la promoción del buen trato.
(Programa de autocontrol)
OBJETIVO: Enseñar al/la niño/a a controlar sus propias
conductas disruptivas.
TIPO DE CONDUCTAS: De impulsividad: agresiones, conductas
disruptivas.
APLICACIÓN: Medio natural: AULA.
Por el/la propio/a profesor/a
DURACIÓN:
Aproximadamente seis semanas
¿EN QUÉ CONSISTE LA TÉCNICA ?:
“TOTUGA – RELAJACIÓN – SOLUCIÓN DE
PROBLEMAS”
Esta técnica utiliza la analogía de la tortuga, la
cual como bien se sabe, se repliega dentro de su concha cuando se siente
amenazada.
De la misma manera, se le enseña al/la niño/a a
replegarse dentro de su caparazón imaginario cuando se sienta amenazado/a, al
no poder controlar sus impulsos y emociones ante estímulos ambientales, etc... En
la práctica:
·
Se
enseña al/la niño/a a responder ante la palabra clave “tortuga”,
encogiéndose, cerrando su cuerpo, metiendo la cabeza entre sus brazos. Después
de que el/la niño/a ha aprendido a responder a la tortuga, se le enseña a relajar
sus músculos mientras hace la tortuga. La relajación es incompatible con la
elevación de la tensión de los músculos necesaria para mostrar una conducta
disruptiva/agresiva y por tanto, decrece la probabilidad de la ocurrencia de
esa conducta.
·
Se
enseña al/la niño/a a utilizar las técnicas de solución de problemas
para evaluar las distintas alternativas para manejar la situación que le ha
llevado a hacer la tortuga.
El primer paso en el aprendizaje de la Tortuga es definir
específicamente en qué conductas disruptivas objetivo nos gustaría que el/la
niño/a utilizara la tortuga. Es importante definir las conductas objetivo para
que sean fácilmente observables, y se puedan distinguir perfectamente cuales son dentro del
repertorio conductual del/la niño/a. Por ejemplo, un problema bastante común en
clase son las peleas; pelearse es una extensa categoría conductual, que incluye
muy diversas manifestaciones: puñetazos con o sin provocación, golpes en
respuesta a burlas, empujar, insultar,... Hay que definir operativamente la
categoría para saber en qué momentos se debe utilizar la técnica de la Tortuga.
Una adecuada definición de “pelearse” podría ser:
“dar puñetazos y puntapiés sin sacudidas accidentales”, también sería
válida: “dar puñetazos y puntapiés además de sacudidas accidentales”
Es necesario tomar de
antemano este tipo de decisiones antes de introducir la Tortuga y ser muy
consistentes con la definición. Se puede decidir seleccionar unas pocas
conductas o elegir muchas, siempre que las definamos operativamente cada una de
ellas, siendo recomendable escribir la definición para evitar errores y para
facilitar la implantación de la técnica por los distintos agentes, así como
para posibles réplicas del programa.
Como mencioné anteriormente esta es una de tantas técnicas que ya existen para promover autocontrol y parte de mis experiencias en más de 15 años como psicóloga escolar y psicoterapeuta, ojalá puedas compartir experiencias que te hayan sido útiles para manejar la agresividad en el aula en los comentarios para las personas que también requieran ayuda, recuerda es una tarea de todos.
“Que nadie se haga ilusiones de que la simple ausencia de guerra, aun siendo tan deseada, sea sinónimo de una paz verdadera. No hay verdadera paz sino viene acompañada de equidad , verdad, justicia, y solidaridad.” Juan Pablo II
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Lic. Rosalynn Herrera
Psicóloga y psicoterapeuta, asesora
familiar y escolar.
Venezolana actualmente en Colombia.
Consultas online y presencial.
Instagram y
facebook: @psicoblogueando
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